Bienvenidos de nuevo al Mundo de Sybil9. Hoy os tengo preparado un tutorial muy chulo que dará mucho juego, ya que esta misma técnica podréis usarla para crear otras cosas para vuestros dioramas y escenografías.
Materiales:
- Posavasos de madera
- Pasta de modelar al aire
- Molde con textura de piedra (podéis encontrar algo así aquí) o de madera (podéis encontrar algo así aquí)
- Cuchilla
- Pincel
- Pincel viejo
- Pintura (para una textura de piedra, necesitaremos pintura gris, negra y blanca, para textura de madera, pintura marrón, negra y crema o blanca)
- Trapo
- Decoración adicional:
- Briznas de cesped para miniaturas o musgo de belenes.
- Pegamento (cola de carpintero o pegamento de decoupage).
Procedimientos:
1. Primero de todo, preparamos nuestra base. Yo voy a usar posavasos de madera, pueden ser cuadrados, pueden ser redondos, pueden tener la forma que tú quieras. También puedes usar un cartón suficientemente grueso, una superficie de plástico, o incluso nada, y usar solo pasta de modelar al aire, pero entonces podría ser frágil a pequeños golpes, por lo que prefiero usar una base de madera. Lijamos un poco los cantos, para evitar astillas si nos hemos decantado por una superficie de madera, pero no lijamos la parte superior (la inferior podéis lijarla si queréis) para que así coja mejor la pasta de modelar.
2. Cogemos un buen pegotón de pasta de modelar al aire. Si vamos a hacer una textura de piedra, es mejor usar una pasta de color blanco, si vamos a hacer madera, entonces quizás pasta marrón, aunque podemos pintar fácilmente pasta blanca al color que queramos luego. Es mucho más complicado aclarar el color de una pasta oscura que oscurecer el color de una pasta clara. Trabajamos un poco la pasta, moldeándola con los dedos para irla ablandando y que nos sea más fácil colocarla luego sobre la base.
3. Una vez ablandada la pasta, cogemos pellizcos de ésta y los vamos esparciendo por toda la base, usando los dedos y un poco de agua (sólo hace falta mojarse un poquito los dedos antes de ponerse a trabajar la pasta) para ir repartiendo la pasta por toda la superficie. No pasa nada si la pasta se sale de los bordes, lo que tenemos que procurar es que la pasta quede repartida de forma igualitaria por toda la superficie, con un mismo grosor. Si tienes que retirarla porque ha quedado demasiado fina en algún sitio, hazlo, mejor empezar de nuevo, y si ves que la pasta se seca demasiado, usa un poco de agua para volver a dejarla fresca.
4. Ahora es cuando usamos el molde para darle la textura a nuestra base. Limpiamos bien el molde y una vez limpio, lo colocamos encima de la base. Ahora es el único momento en el que podremos realizar correcciones de posición, así que tened cuidado a la hora de colocar el molde, que esté justo donde queréis. Una vez satisfechos con la posición, ponemos una superficie dura y rígida encima del molde; yo he usado otro posavasos, pero cualquier cosa vale siempre que sea del mismo tamaño o superior al molde que vamos a usar. Ahora, imprimimos fuerza con nuestras manos, procurando que el peso se reparta bien por todas partes, así la impronta quedará bien grabada en toda la superficie de la pasta. Hay que realizar esto con mucho cuidado, ya que la zona que reciba menos presión, quedará menos marcada la textura y quedará peor. No podremos hacer ajustes luego con el molde una vez quitado éste, así que aseguráos bien antes de retirar el molde. Retiraremos el molde muy lentamente y con cuidado para no despegar la pasta de la base y para no llevarnos ningún detalle pequeño. Y voilà, ya tenemos una base con textura, pero nos falla algo.
5. Lo que nos falla son los bordes, que han sobresalido por los bordes de nuestra base. Para solucionar eso necesitamos una cuchilla, no hace falta siquiera algo muy afilado, basta con una cuchilla de repostería para el fondant. Vamos recortando con cuidado los bordes para que queden casi al ras de los bordes de la base, y repasamos con el dedo hacia abajo para asegurarnos de que la pasta se queda bien pegada a la base.
6. Una vez listo todo, dejamos secar la pasta. Con unas horas puede valer si dejamos nuestra base en una zona ventilada. Esta fase es la más delicada, porque cuando seca la pasta puede encoger y rajarse. Para evitar que encoja, cuando recortéis los bordes, no lo hagáis totalmente al ras, así podremos echar hacia abajo el sobrante de la pasta y eso hará de sujección para evitar encoger. Para evitar las rajas, es necesario no dejar un grosor demasiado fino o partirá por las zonas más finas, que son las más delicadas. Si habéis usado pasta de modelar blanca, veréis que la superficie de nuestras bases están de un color blanco lechoso, perfecto para empezar a pintar sobre éstas. Yo he hecho dos tipos de base, una de madera y otra de piedra, para que veáis cómo se pintan estas dos superficies tan distintas.
7. Primero de todo, pintamos el color base para la superficie. Marrón para la madera, y gris para la piedra. Cubrimos toda la superficie, todas las ondulaciones y oquedades de la textura. Incluso pintamos los bordes.
8. La técnica del lavado: Os voy a explicar una de las técnicas de pintura fundamentales a la hora de pintar miniaturas, el lavado de tinta. Con esta técnica se consiguen sombras muy naturales que hacen que cada resquicio de una textura quede bien resaltado por las sombras que parecen proyectarse en éstas. Es una técnica muy fácil, para la cual sólo necesitaremos pintura oscura (generalmente negra, pero si estamos trabajando con colores claros, un color un poco más oscuro del mismo tono también sirve (por ejemplo, si estamos usando tono crema, podríamos usar marrón para las sombras)), un pincel, agua y un trapo viejo.
- Primero de todo, cogemos nuestra pintura y vertemos un poquito en un tapón (el mismo tapón de la pintura puede servir) o paleta de pintura.
- Ahora, cogemos el pincel y lo mojamos en el agua, sin enjugar apenas el agua, dejándolo bien mojadito y cogemos con éste la pintura que hemos dejado aparte, dejándola aguada, y empezamos a embadurnar toda la superficie de la pasta de modelar, incidiendo sobre todo en las cavidades de la textura para que se cuele la pintura aguada.
- Entonces, rápidamente, cogemos nuestro trapo y frotamos la superficie de la base antes de que la pintura se seque, retirando gran parte de la pintura aguada, la cual se quedará principalmente en las oquedades de la textura.
- Dejamos secar.
9. La técnica del pincel seco: La otra gran técnica del pintado de miniaturas, el pincel seco se usa principalmente para dar luces a una superficie, y siempre complemente a la técnica del lavado de tinta. Para esta técnica necesitaremos un pincel viejo que no usemos ya mucho y del cual no estemos muy encariñados (ya que esta técnica gasta mucho los pinceles y actúa mejor con pinceles viejos y de cerdas duras) y la pintura clara que queramos usar, blanca para la piedra, idealmente crema para la madera, sobre todo si el color de la madera es muy oscuro, ya que el blanco no queda bien del todo, además, un trapo viejo o papel para limpiar el pincel.
- Cogemos nuestro pincel viejo y la pintura que hayamos decidido usar, y mojamos la punta del pincel, no entero, y con el trapo o el papel, le limpiamos el exceso de tinta, hasta que sólo parezca que mancha un poco el trapo o el papel.
- Antes de que la tinta se seque en el pincel, cogemos nuestra base y enérgicamente pasamos el pincel por toda la superficie, con rápidos movimientos de lado a lado, combatiendo contra las irregularidades de la textura, para que la pintura clara vaya posándose en la zona más alta de las irregularidades y creando así el juego de luces y sombras que deseamos.
- Repetir tantas veces como sea necesario hasta que toda la superficie de la base haya sido tratada con el pincel seco.
10. Adicionalmente, podemos añadir detalles como hierba o musgo surgiendo de entre las losas de piedra de nuestra base. Esto es fácil usando algo de pegamento (cola de carpintero o de decoupage, que son dos pegamentos que al secarse se vuelven incoloros) con el que embadurnaremos las zonas que queremos en las que haya musgo o hierba. Sin dejar secar el pegamento, cogemos nuestro musgo o hierba y lo dejamos caer sobre la zona con pegamento, nada de ir apretando con el dedo la zona, hay que dejar que caiga de forma natural para que quede bien y no se aplaste todo contra la base. Así pues, es mejor ir poco a poco y embadurnar de pegamento sección a sección para así evitar que se nos seque el pegamento para cuando vamos a echar la hierba. Dejamos secar un buen rato y con un pincel suave retiramos las briznas que no se han pegado, devolviéndolas a la bolsa para la próxima vez.
11. Y ya está terminada nuestra base, con esas preciosas texturas que nos ha quedado. Opcionalmente podemos barnizar o no, dependiendo del acabado que queramos darle.
¿Contentos de haber aprendido un par de técnicas nuevas? Además, la pasta de modelar es muy versátil, seguro que podéis hacer mil cosas con ella para vuestras escenografías. Hasta la semana que viene...
Materiales:
- Posavasos de madera
- Pasta de modelar al aire
- Molde con textura de piedra (podéis encontrar algo así aquí) o de madera (podéis encontrar algo así aquí)
- Cuchilla
- Pincel
- Pincel viejo
- Pintura (para una textura de piedra, necesitaremos pintura gris, negra y blanca, para textura de madera, pintura marrón, negra y crema o blanca)
- Trapo
- Decoración adicional:
- Briznas de cesped para miniaturas o musgo de belenes.
- Pegamento (cola de carpintero o pegamento de decoupage).
Procedimientos:
1. Primero de todo, preparamos nuestra base. Yo voy a usar posavasos de madera, pueden ser cuadrados, pueden ser redondos, pueden tener la forma que tú quieras. También puedes usar un cartón suficientemente grueso, una superficie de plástico, o incluso nada, y usar solo pasta de modelar al aire, pero entonces podría ser frágil a pequeños golpes, por lo que prefiero usar una base de madera. Lijamos un poco los cantos, para evitar astillas si nos hemos decantado por una superficie de madera, pero no lijamos la parte superior (la inferior podéis lijarla si queréis) para que así coja mejor la pasta de modelar.
2. Cogemos un buen pegotón de pasta de modelar al aire. Si vamos a hacer una textura de piedra, es mejor usar una pasta de color blanco, si vamos a hacer madera, entonces quizás pasta marrón, aunque podemos pintar fácilmente pasta blanca al color que queramos luego. Es mucho más complicado aclarar el color de una pasta oscura que oscurecer el color de una pasta clara. Trabajamos un poco la pasta, moldeándola con los dedos para irla ablandando y que nos sea más fácil colocarla luego sobre la base.
3. Una vez ablandada la pasta, cogemos pellizcos de ésta y los vamos esparciendo por toda la base, usando los dedos y un poco de agua (sólo hace falta mojarse un poquito los dedos antes de ponerse a trabajar la pasta) para ir repartiendo la pasta por toda la superficie. No pasa nada si la pasta se sale de los bordes, lo que tenemos que procurar es que la pasta quede repartida de forma igualitaria por toda la superficie, con un mismo grosor. Si tienes que retirarla porque ha quedado demasiado fina en algún sitio, hazlo, mejor empezar de nuevo, y si ves que la pasta se seca demasiado, usa un poco de agua para volver a dejarla fresca.
4. Ahora es cuando usamos el molde para darle la textura a nuestra base. Limpiamos bien el molde y una vez limpio, lo colocamos encima de la base. Ahora es el único momento en el que podremos realizar correcciones de posición, así que tened cuidado a la hora de colocar el molde, que esté justo donde queréis. Una vez satisfechos con la posición, ponemos una superficie dura y rígida encima del molde; yo he usado otro posavasos, pero cualquier cosa vale siempre que sea del mismo tamaño o superior al molde que vamos a usar. Ahora, imprimimos fuerza con nuestras manos, procurando que el peso se reparta bien por todas partes, así la impronta quedará bien grabada en toda la superficie de la pasta. Hay que realizar esto con mucho cuidado, ya que la zona que reciba menos presión, quedará menos marcada la textura y quedará peor. No podremos hacer ajustes luego con el molde una vez quitado éste, así que aseguráos bien antes de retirar el molde. Retiraremos el molde muy lentamente y con cuidado para no despegar la pasta de la base y para no llevarnos ningún detalle pequeño. Y voilà, ya tenemos una base con textura, pero nos falla algo.
5. Lo que nos falla son los bordes, que han sobresalido por los bordes de nuestra base. Para solucionar eso necesitamos una cuchilla, no hace falta siquiera algo muy afilado, basta con una cuchilla de repostería para el fondant. Vamos recortando con cuidado los bordes para que queden casi al ras de los bordes de la base, y repasamos con el dedo hacia abajo para asegurarnos de que la pasta se queda bien pegada a la base.
6. Una vez listo todo, dejamos secar la pasta. Con unas horas puede valer si dejamos nuestra base en una zona ventilada. Esta fase es la más delicada, porque cuando seca la pasta puede encoger y rajarse. Para evitar que encoja, cuando recortéis los bordes, no lo hagáis totalmente al ras, así podremos echar hacia abajo el sobrante de la pasta y eso hará de sujección para evitar encoger. Para evitar las rajas, es necesario no dejar un grosor demasiado fino o partirá por las zonas más finas, que son las más delicadas. Si habéis usado pasta de modelar blanca, veréis que la superficie de nuestras bases están de un color blanco lechoso, perfecto para empezar a pintar sobre éstas. Yo he hecho dos tipos de base, una de madera y otra de piedra, para que veáis cómo se pintan estas dos superficies tan distintas.
7. Primero de todo, pintamos el color base para la superficie. Marrón para la madera, y gris para la piedra. Cubrimos toda la superficie, todas las ondulaciones y oquedades de la textura. Incluso pintamos los bordes.
8. La técnica del lavado: Os voy a explicar una de las técnicas de pintura fundamentales a la hora de pintar miniaturas, el lavado de tinta. Con esta técnica se consiguen sombras muy naturales que hacen que cada resquicio de una textura quede bien resaltado por las sombras que parecen proyectarse en éstas. Es una técnica muy fácil, para la cual sólo necesitaremos pintura oscura (generalmente negra, pero si estamos trabajando con colores claros, un color un poco más oscuro del mismo tono también sirve (por ejemplo, si estamos usando tono crema, podríamos usar marrón para las sombras)), un pincel, agua y un trapo viejo.
- Primero de todo, cogemos nuestra pintura y vertemos un poquito en un tapón (el mismo tapón de la pintura puede servir) o paleta de pintura.
- Ahora, cogemos el pincel y lo mojamos en el agua, sin enjugar apenas el agua, dejándolo bien mojadito y cogemos con éste la pintura que hemos dejado aparte, dejándola aguada, y empezamos a embadurnar toda la superficie de la pasta de modelar, incidiendo sobre todo en las cavidades de la textura para que se cuele la pintura aguada.
- Entonces, rápidamente, cogemos nuestro trapo y frotamos la superficie de la base antes de que la pintura se seque, retirando gran parte de la pintura aguada, la cual se quedará principalmente en las oquedades de la textura.
- Dejamos secar.
9. La técnica del pincel seco: La otra gran técnica del pintado de miniaturas, el pincel seco se usa principalmente para dar luces a una superficie, y siempre complemente a la técnica del lavado de tinta. Para esta técnica necesitaremos un pincel viejo que no usemos ya mucho y del cual no estemos muy encariñados (ya que esta técnica gasta mucho los pinceles y actúa mejor con pinceles viejos y de cerdas duras) y la pintura clara que queramos usar, blanca para la piedra, idealmente crema para la madera, sobre todo si el color de la madera es muy oscuro, ya que el blanco no queda bien del todo, además, un trapo viejo o papel para limpiar el pincel.
- Cogemos nuestro pincel viejo y la pintura que hayamos decidido usar, y mojamos la punta del pincel, no entero, y con el trapo o el papel, le limpiamos el exceso de tinta, hasta que sólo parezca que mancha un poco el trapo o el papel.
- Antes de que la tinta se seque en el pincel, cogemos nuestra base y enérgicamente pasamos el pincel por toda la superficie, con rápidos movimientos de lado a lado, combatiendo contra las irregularidades de la textura, para que la pintura clara vaya posándose en la zona más alta de las irregularidades y creando así el juego de luces y sombras que deseamos.
- Repetir tantas veces como sea necesario hasta que toda la superficie de la base haya sido tratada con el pincel seco.
10. Adicionalmente, podemos añadir detalles como hierba o musgo surgiendo de entre las losas de piedra de nuestra base. Esto es fácil usando algo de pegamento (cola de carpintero o de decoupage, que son dos pegamentos que al secarse se vuelven incoloros) con el que embadurnaremos las zonas que queremos en las que haya musgo o hierba. Sin dejar secar el pegamento, cogemos nuestro musgo o hierba y lo dejamos caer sobre la zona con pegamento, nada de ir apretando con el dedo la zona, hay que dejar que caiga de forma natural para que quede bien y no se aplaste todo contra la base. Así pues, es mejor ir poco a poco y embadurnar de pegamento sección a sección para así evitar que se nos seque el pegamento para cuando vamos a echar la hierba. Dejamos secar un buen rato y con un pincel suave retiramos las briznas que no se han pegado, devolviéndolas a la bolsa para la próxima vez.
11. Y ya está terminada nuestra base, con esas preciosas texturas que nos ha quedado. Opcionalmente podemos barnizar o no, dependiendo del acabado que queramos darle.
¿Contentos de haber aprendido un par de técnicas nuevas? Además, la pasta de modelar es muy versátil, seguro que podéis hacer mil cosas con ella para vuestras escenografías. Hasta la semana que viene...
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